La Fundación Affinity ha hecho un estudio sobre el vínculo entre las personas y los animales de compañía. Un vídeo con el que muchos nos sentiremos identificados. Nuestra vida no sería lo mismo sin ellos.
También puedes ver los resultados en esta infografía:
El Colegio de
Veterinarios de Londres, las universidades de Bristol y Lincoln, y la
BBC tenían esta interrogante, por lo que se unieron en el que llamaron Proyecto Horizon para esclarecer la vida
secreta de los felinos.
Para ello, durante varias semanas se equipó con GPS y pequeños sensores
de actividad a 50 mininos de la localidad de Surrey
Hills, en Reino Unido.
El gato Sam puede que tenga nueve vidas, pero sólo tiene una expresión que lo hace ver preocupado las 24 hs del día gracias a sus inusuales mechones negros sobre los ojos que se asemejan a un par de cejas “preocupadas”.
Sam fue rescatado de un refugio en New York y tiene una cuenta en Instagram dedicada a el, porque desde el momento que se subió una foto, alcanzó rápidamente una gran aceptación, hoy tiene mas de 24.000 seguidores en esta red social de fotografía.
Dicen que los animales pueden enseñarnos muchas cosas, pero quizá la principal de ellas es a ser felices. Da la impresión de que pese a las tristezas, enfermedades, carencias o incluso el dolor, nuestras mascotas no pierden jamás el optimismo y las ganas de vivir.
Parte de ese sentimiento es que el que quiso retratar el joven cineasta Keith Hopkin en su corto “Disfruta cada momento” (Savour every moment), donde un grupo de perros y gatos nos enseñan a apreciar hasta las cosas más simples de la vida.
La película, que contó con la colaboración del fotógrafo de animales Seth Casteel y de la compositora Carly Comando para su musicalización, debutó exitosamente en el Tribeca Film Festival de Nueva York, el pasado 27 de abril, donde logró despertar la sensibilidad del público.
Así que te invitamos a ponerte cómodo, tomar sólo 4 minutos de tu jornada y recordar que sin importar lo que suceda… debes disfrutar de cada momento.
Un perro emite sonidos y curva su boca cuando es feliz, gestos que los científicos identifican con la risa de los humanos.
Sonrisas y carcajadas no son gestos exclusivos de las personas. Los perros también se ríen, afirman los expertos. ¿Quién no ha tenido alguna vez la sensación de un perro o un gato le sonreía? Este artículo explica cómo y cuándo se ríe un perro y cómo distinguir esta peculiar y bonita sonrisa canina en un animal feliz. Y por qué la sonrisa del gato es más difícil de distinguir.
La risa del perro, una emoción muy real
Un perro no solo es capaz de ponerse contento y mostrarlo con enérgicos movimientos de su cola. El can, además, sabe reírse y puede lucir su peculiar sonrisa canina casi de oreja a oreja, afirman los expertos. Es decir, la risa que muchos propietarios creen distinguir en sus peludos amigos mientras juegan con ellos es, en efecto, lo que parece: una bonita sonrisa de un animal feliz.
Amor, comunicación, comprensión hacia las sentimientos de los demás... Poco a poco, muchas emociones que se creían exclusivas de las personas se han encontrado entre los animales. Y la sonrisa de los perros es una de ellas. Sea el equivalente exacto de la risa humana o no, de lo que no hay duda es que se trata de un gesto con el que el perro comunica sus sentimientos de felicidad.
El primero en rendirse ante los encantos de la sonrisa del perro, y en estudiarla, fue el premio Nobel de Medicina, Konrad Lorenz. El científico, autor de best-sellers, describió la risa del can en su libro 'El hombre conoce al perro ' ('Man Meets Dog', Routledge, 2002). Konrad decía que "al sonreír, el perro abre de forma ligera sus fauces y enseña un poco su lengua".
El gesto de sonrisa del perro es, por lo demás, muy similar al que produce la cara de una persona feliz. El ángulo de la boca del can se hace más pronunciado, y se estira casi de oreja a oreja.
La risa de un perro es más fácil verla cuando el animal juega con alguien que le quiere y le trata con cariño. También cuando pasa un buen rato en compañía de otros peludos amigos, sean gatos y otros canes.
Carcajadas caninas en el parque
La carcajada canina ha llamado la atención de numerosos
investigadores. Una de ellas es la experta en comportamiento canino
Patricia Simonet, de la Universidad de Sierra Nevada, en EE.UU. La
etóloga acudió a los parques donde se producían reuniones de perros
armada con potentes micrófonos. Su objetivo: grabar la risa de los
perros mientras jugaban y se divertían con otros congéneres.
¿Qué descubrió? El jadeo de un perro cuando juega no siempre
suena del mismo modo. En mitad del divertimiento, el can produce un
sonido distinto y más entrecortado que, además, desencadena la alegría y
ganas de diversión de otros perros. Es la peculiar risa del perro.
"Para un oído humano no entrenado, la risa del perro emitiría un sonido similar a un hhuh, hhuh", dice Simonet. Este sonido entrecortado en mitad del jadeo canino sería la forma sonora de la risa canina.
Las grabaciones de la risa del perro tuvieron otro efecto beneficioso. Las cintas fueron escuchadas por un grupo de 15 cachorros. La sorpresa fue mayúscula al ver su reacción: los pequeños estallaron de alegría solo con escuchar los sonidos enlatados de la risa de otros perros.
El impacto positivo de las risas de otros peludos compañeros ha sido utilizado en algunos albergues y centros de adopción. También en estos casos, los felices sonidos del perro mejoran el estado de ánimo: reducen el estrés de los perros que han sufrido un abandono y que esperan un hogar.
El sentido del humor del perro
El veterinario Nicolas Dodman, director del departamento de comportamiento animal de la Universidad de Tufts (Massachusetts) aún va más lejos. Este científico afirma que el perro no solo es capaz de sonreír sino que, además, tiene su propio sentido del humor.
Los estudios de la expresión facial del rostro del perro revelan cuándo un can sonríe y está feliz. Las imágenes permiten advertir cuando la boca del can se curva para esbozar su particular sonrisa.
En definitiva, aunque la unanimidad es ardua de conseguir entre la comunidad científica, muchos son los investigadores que no dudan de las emociones de perros y gatos. Entre ellas, de su capacidad de sonreír, reír y ser felices.
¿Los gatos también ríen?
Si los perros ríen, emiten sonidos que pueden definirse como una carcajada canina y tuercen su boca en un gesto que los expertos identifican con una sonrisa, ¿qué pasa con la sonrisa de los gatos?
Detectar la mueca de la felicidad en un felino sería más complicado, dada su fisionomía. La boca del gato ya está por naturaleza algo curvada, por lo que distinguir una posible sonrisa es más difícil que en el caso del can.
Se llama Wesa, y para poder liberarlo en el futuro es imprescindible que no tenga trato con personas.
El programa de cría de cóndor de California arrancó en los 80, cuando sólo quedaban 22 ejemplares.
Wesa, un pollito de cóndor de California, nacido el 24 de febrero de
2013, es el nuevo bebé del zoo de San Diego Safari Park, en el que lo
cuidan con mucho mimo.
Sus cuidadores están orgullosos de que
Wesa tenga un buen peso y mucho apetito, ya que se come hasta 15 ratones
diarios. Ron Webb, principal responsable de vigilar la evolución de
Wesa, le ha estado monitoreando de cerca desde que salió del cascarón y
es ahora el que se encarga de hacer de marioneta para alimentar al
pollito: El objetivo es que Wesa sea liberado algún día en la naturaleza
de un día.
Para poder lograrlo, es imprescindible que Wesa no tenga trato con seres humanos y sepa huir de su presencia. Por este motivo, el pollo no ha visto seres humanos, sólo a su mamá marioneta. "La marioneta es como un guante de fantasía", señala Rob Webb, que lo usa a diario para alimentar al pequeño cóndor.
"Cubre nuestras manos para que el pollito no reciba ningún tipo de experiencia agradable de la gente. No queremos que se acostumbre a nosotros para cuando salga en libertad. Queremos que sea un animal bonito, salvaje, sin depender de la gente por la comida".
Rob Webb incubando un huevo de cóndor
en el Zoo de San Diego (EEUU).
Wesa es parte del programa de cría cóndor de California
que lleva a cabo el zoo de San Diego desde la década de los 80. En esa
época, de esta especie sólo había 22 cóndores en el mundo. Ahora, y
gracias al Parque Safari de San Diego, se ha criado a 173 pollitos y
liberado a más de 80 aves en su hábitat natural.
Actualmente hay aproximadamente 390 cóndores de California, la mitad de los cuales vuelan libres en las áreas de suelta de Baja California, México, California y Arizona.
La variación de un gen recesivo provoca en los tigres esta diferente coloración.
Sólo hay 30 tigres de fresa en el mundo.
Aunque este color no tiene un nombre concreto se los conoce como tigres
dorados y también como tigres de fresa por su peculiar tonalidad.
Las rayas son mucho más tenues que en los tigres que no expresan el gen.
Estos animales suelen ser más grandes y su piel más suave que los clásicos tigres anaranjados.
Los tigres dorados no se pueden encontrar en libertad, únicamente en
parque zoológicos. Su número no sobrepasa los 30 ejemplares en todo el
mundo; aunque existen muchos más portadores de este gen recesivo.
Diferentes coloraciones del tigre:
el dorado es el segundo por la derecha.
Todos los tigres tienen su origen genético en el tigre de Bengala (Panthera
tigris tigris), fundamentalmente, y los tigres de Amur (Panthera tigris
altaica).
La mayoría de los tigres dorados han nacido, sin intencionalidad, por
el cruce en zoológicos de tigres que portaban el gen recesivo.
El primer nacimiento en un cautividad se produjo en 1983 en Florida (EEUU), siendo sus dos padres tigres naranjas.
Los humanos no son los únicos seres vivos que tienen sentimientos y que cuentan con capacidad de amar. Koko, una gorila californiana, así nos lo demuestra. Este es probablemente la gorila más famosa de la Tierra, ya que es capaz de comunicarse mediante el lenguaje de signos, y todo gracias a la doctora Francine ‘Penny’ Patterson, que desde que este animal tenía 1 año – ahora tiene más de 40 – lo ha adiestrado consiguiendo que Koko comprenda más de 1.000 signos y unas 2.000 palabras del idioma inglés.
Así, Koko es capaz de expresarse con sus cuidadores, comentar películas, tocar el teclado, tener empatía por otros animales… Y aquí es donde entra en juego All Ball (‘Bolita’), un pequeño gato que Penny le regaló tras años de leerle una y otra vez el cuento ‘Los tres gatitos’, el preferido de Koko. Ambos se convirtieron en mejores amigos y su historia dio la vuelta al mundo en 1984, cuando una instantánea de los dos animales fue portada de la revista National Geographic.
Pero esta entrañable historia se tornó amarga cuando ‘Bolita’ fue atropellado por un coche. Cuando su cuidadora le contó a Koko que la que fuera su mejor amiga durante 15 años ya no volvería, la gorila se quedó de piedra y mostró su tristeza mediante el lenguaje de signos, pero no fue hasta que se quedó sola cuando mostró toda su tristeza: la gorila estalla a llorar en la intimidad, como se escucha en el vídeo.
Una tierna historia grabada hace unos cuantos años pero que se ha hecho extremadamente viral ahora, reblandeciendo el corazón de quien lo ve. Toda una lección del mundo animal.
¿Quieres saber más?
Hasta hace poco, se creía que el ser humano era la única especie capaz de amar a otros animales de distintas especies y adoptarlos como mascotas. Pero hoy día sabemos que algunos animales considerados no-humanos también aman, protegen y cuidan de otros animales de una especie diferente a la suya. Es el caso de la famosa gorila Koko.
Koko [Hanibi-Ko] fue adoptada por Francine Penny Patterson (presidenta y coofundadora de la Gorilla Foundation) en 1971, cuando contaba con un año de edad. Actualmente, ya tiene más de 40 años y vive con Patterson y otros investigadores en la Gorilla Foundation en Woodside, California. Se comunica empleando el GSL (Lenguaje de Signos de los Gorilas), una adaptación del lenguaje de los sordomudos. Y es que, incluso los gorilas que no viven en cautividad, tienen su propio lenguaje natural de gestos, por lo que aprender el GSL no fue difícil para Koko, como en un principio se temía.
Ahora Koko emplea para comunicarse con sus cuidadores, su familia humana, unos 1000 signos: sabe cómo pedir jugar con muñecas, ver la televisión, dibujar o… jugar con gatos. Comprende unas 2000 palabras del lenguaje humano (inglés) y los resultados de sus test de inteligencia muestran un IQ (coeficiente intelectual) entre 70-95 en la escala humana (teniendo en cuenta que 100 se considera lo "normal").
La Gorilla Foundation (The Gorilla Foundation - www.koko.org) pretende demostrar con sus experimentos la enorme inteligencia de los gorilas para así abrir nuevos caminos en el tratamiento de los animales en cautividad, incrementando los esfuerzos por conservar las condiciones de los animales salvajes. El "proyecto Koko" ha demostrado que un animal puede poseer cualidades que antes se consideraban exclusivamente humanas, tales como un complejo proceso mental, imaginación y sentimientos.
Koko adora los libros de gatos, y uno de sus preferidos es "Los tres gatitos". Cuando Penny le preguntó a Koko qué quería para su cumpleaños (el 4 de julio), ella pidió un gato: estaba impresionada por las ilustraciones de los libros que había estado leyendo: "Los tres gatitos" y "El gato con botas"… Penny le regaló entonces un gatito de peluche, pero Koko dijo: "ROJO", palabra que emplea para expresar su enfado; estaba muy triste, porque aquello era sólo un muñeco… Y Patterson comprendió que lo que quería era un gato de verdad.
En 1984, le llevaron tres gatitos para que eligiera. Ella los acercó a su cara, les olió profundamente, uno a uno, diciendo "ME GUSTA". Cuando le preguntaron cuál era su preferido, Koko señaló al pequeño macho gris tabby que no tenía cola: "ESTE". Patterson pensó que lo había escogido porque no tenía rabo, y tal vez eso le hacía asemejarse más a un gorila. Koko le puso nombre: "All Ball".
Al principio, Patterson cuidaba de All Ball en su remolque y se lo llevaba a Koko cada tarde a las seis, antes de que la gorila se fuese a dormir. Koko era siempre dulce y cariñosa con All Ball, le llamaba "BABY", le llevaba en su regazo, o colgado de su cuello, y el gatito la lamía y ronroneaba en sus brazos adoptándola como su madre. Koko lavaba y acariciaba a All Ball, manteniendo siempre bien limpios sus ojos, orejas y boca. En realidad, ¡fue quien descubrió los ácaros de sus oídos…!
All Ball era un gatito agresivo, y solía morder a Koko, jugando, pero ella nunca se incomodaba ni le castigaba. Patterson explicaba que realmente Koko amaba a All Ball, a pesar de que era uno de los más traviesos, nerviosos y mordedores gatitos. Ella le prefería a cualquier otro. Una noche, Patterson le pidió a Koko que le contase una historia sobre All Ball y Koko simplemente dijo: "KOKO AMA BALL"…
Koko y All Ball se hicieron famosos en 1984, cuando la fotografía de la gorila con el gatito en brazos apareció en una portada del National Geographic que dio la vuelta al mundo. Realmente, resultaba conmovedor ver una enorme gorila, fuerte y poderosa, comportándose cariñosa y maternalmente con aquel pequeño animal al que protegía y cuidaba. Mucha gente lo encontraba extraordinario…
Algunas veces, All Ball se quedaba con Koko en su jaula, bajo la supervisión de Patterson. Pero un triste día, All Ball se escapó y fue atropellado por un coche, muriendo instantáneamente. Patterson tuvo que explicarle a Koko lo que había sucedido, y que nunca volvería a ver a All Ball… Koko empezó a llorar, con ese llanto desgarador de los gorilas, doloroso, estridente, una larga serie de gritos muy agudos. Y Patterson lloró también.
Ahora, quince años después, Koko todavía recuerda su dolor por la desaparición de All Ball, y dice "TRISTE" cuando ve algún gatito que se le parece.
A pesar de la pérdida de su adorado All Ball, Koko seguía siendo una devota amante de los gatos. Patterson oyó que la madre de All Ball estaba preñada y cuando los gatitos tuvieron edad suficiente, llevó a toda la camada a la jaula de Koko para que los conociera. Todos pensaban que Koko elegiría a uno de los dos gatitos sin cola que había en el grupo, pero, sorprendentemente, Koko señaló al más pequeñito, un gatito blanco y negro pero con rabo. Koko coloco al gatito sobre su pecho, le acunó y le llamó "BABY", besándole y abrazándole. También le gustaba una gatita gris, sin cola, con quien estuvo jugando un rato diciendo "KOKO AMA".
El gatito blanco y negro y la gatita gris fueron los favoritos de Koko, pero había que decidirse. Koko se tomó su tiempo, cogiendo en brazos a ambos una y otra vez, pero siempre que ella dejaba en el suelo a la gatita gris, ella se apresuraba a encaramarse en su hombro. El gatito blanco y negro, sin embargo, no parecía demostrar tanto interés. Por fin, Koko tomó la tan difícil decisión: puso su enorme dedo sobre el hociquillo del gatito blanco y negro y lo miró fijamente diciendo :"NO". Después, tomó a la gatita gris en sus brazos y se la llevó con ella a su habitación. ¡Estaba claro que Koko tenía una clara preferencia por los gatitos sin cola! Koko decidió llamar a su pequeña compañera "HUMO", y de esta forma se quedó con Smoky como nombre. Esto ocurrió hace quince años, y desde entonces Smoky ha estado siempre con Koko.
En abril del año 2000, Michael, otro gorila que había vivido desde 1976 en la Gorilla Foundation, buen amigo de Koko, murió súbitamente de un ataque cardíaco. Aparte de Koko, era el único gorila en cautividad que había aprendido el GSL, conocía más de 500 palabras, le gustaba pintar, escuchar música y tenía un carácter dulce y maravilloso. Fue una terrible desgracia para todos. Koko sufrió una depresión. Decidieron que tal vez se animase si traían un grupo de gatitos de la Peninsula Humane Society (de San Mateo, California) para visitarla. Koko se enamoró de un pequeño de cuatro semanas, Moe, a quien llamó "BABY" mientras lo acunaba, acariciaba y ronroneaba entre risas. Moe es hoy también una celebridad…
Como cualquier otro responsable y consciente amante de los felinos, Koko colabora con la Humane Society en sus campañas para favorecer las adopciones de gatos. Y, por otra parte, las visitas de los gatitos y la compañía de Smoky le ayudan a mantener su equilibrio emocional. La Gorilla Foundation está considerando la posibilidad de adoptar un nuevo gatito que haga feliz a Koko y sirva de compañía para Smoky. Como muchos amantes de los gatos saben, un solo gato nunca es suficiente…
Koko ha demostrado al mundo que todos los animales, ya sean humanos, gatos o gorilas, son capaces de pensar, sentir y amar, y que todas las criaturas merecen nuestro respeto. Hay un mensaje que dar a las nuevas generaciones, que todos somos uno, y que los animales probablemente poseen las mismas capacidades que los humanos hasta ahora creían poseer en exclusiva. Para la doctora Patterson, la experiencia de Koko ha abierto las puertas para explorar la complejidad de las emociones de todos los animales (sin olvidar que nosotros también lo somos). La gente que convive con animales sabe lo perceptivas que son sus mascotas, y cómo se trata, en verdad, de individuos perfectamente diferenciados, con un carácter y una personalidad propias.
La doctora Patterson es la autora del best-seller "El gatito de Koko", en cuya introducción dice: " La historia de Koko continúa fascinando a los humanos porque Koko se ha convertido en embajador de los derechos de los animales en un mundo de humanos. La historia de su vida nos enseña que cada especie necesita un espacio en el mundo y que tiene derecho a sobrevivir".