No sólo lloran los humanos



Los humanos no son los únicos seres vivos que tienen sentimientos y que cuentan con capacidad de amar. Koko, una gorila californiana, así nos lo demuestra. Este es probablemente la gorila más famosa de la Tierra, ya que es capaz de comunicarse mediante el lenguaje de signos, y todo gracias a la doctora Francine ‘Penny’ Patterson, que desde que este animal tenía 1 año – ahora tiene más de 40 – lo ha adiestrado consiguiendo que Koko comprenda más de 1.000 signos y unas 2.000 palabras del idioma inglés.

Así, Koko es capaz de expresarse con sus cuidadores, comentar películas, tocar el teclado, tener empatía por otros animales… Y aquí es donde entra en juego All Ball (‘Bolita’), un pequeño gato que Penny le regaló tras años de leerle una y otra vez el cuento ‘Los tres gatitos’, el preferido de Koko. Ambos se convirtieron en mejores amigos y su historia dio la vuelta al mundo en 1984, cuando una instantánea de los dos animales fue portada de la revista National Geographic.

Pero esta entrañable historia se tornó amarga cuando ‘Bolita’ fue atropellado por un coche. Cuando su cuidadora le contó a Koko que la que fuera su mejor amiga durante 15 años ya no volvería, la gorila se quedó de piedra y mostró su tristeza mediante el lenguaje de signos, pero no fue hasta que se quedó sola cuando mostró toda su tristeza: la gorila estalla a llorar en la intimidad, como se escucha en el vídeo.

Una tierna historia grabada hace unos cuantos años pero que se ha hecho extremadamente viral ahora, reblandeciendo el corazón de quien lo ve. Toda una lección del mundo animal.




¿Quieres saber más?

Hasta hace poco, se creía que el ser humano era la única especie capaz de amar a otros animales de distintas especies y adoptarlos como mascotas. Pero hoy día sabemos que algunos animales considerados no-humanos también aman, protegen y cuidan de otros animales de una especie diferente a la suya. Es el caso de la famosa gorila Koko.

Koko [Hanibi-Ko] fue adoptada por Francine Penny Patterson (presidenta y coofundadora de la Gorilla Foundation) en 1971, cuando contaba con un año de edad. Actualmente, ya tiene más de 40 años y vive con Patterson y otros investigadores en la Gorilla Foundation en Woodside, California. Se comunica empleando el GSL (Lenguaje de Signos de los Gorilas), una adaptación del lenguaje de los sordomudos. Y es que, incluso los gorilas que no viven en cautividad, tienen su propio lenguaje natural de gestos, por lo que aprender el GSL no fue difícil para Koko, como en un principio se temía.

Ahora Koko emplea para comunicarse con sus cuidadores, su familia humana,  unos 1000 signos: sabe cómo pedir jugar con muñecas, ver la televisión, dibujar o… jugar con gatos. Comprende unas 2000 palabras del lenguaje humano (inglés) y los resultados de sus test de inteligencia muestran un IQ (coeficiente intelectual) entre 70-95 en la escala humana (teniendo en cuenta que 100 se considera lo "normal").

La Gorilla Foundation (The Gorilla Foundation - www.koko.org) pretende demostrar con sus experimentos la enorme inteligencia de los gorilas para así abrir nuevos caminos en el tratamiento de los animales en cautividad, incrementando los esfuerzos por conservar las condiciones de los animales salvajes. El "proyecto Koko" ha demostrado que un animal puede poseer cualidades que antes se consideraban exclusivamente humanas, tales como un complejo proceso mental, imaginación y sentimientos.

Koko adora los libros de gatos, y uno de sus preferidos es "Los tres gatitos". Cuando Penny le preguntó a Koko qué quería para su cumpleaños (el 4 de julio), ella pidió un gato: estaba impresionada por las ilustraciones de los libros que había estado leyendo: "Los tres gatitos" y "El gato con botas"… Penny le regaló entonces un gatito de peluche, pero Koko dijo: "ROJO", palabra que emplea para expresar su enfado; estaba muy triste, porque aquello era sólo un muñeco… Y Patterson comprendió que lo que quería era un gato de verdad.

En 1984, le llevaron tres gatitos para que eligiera. Ella los acercó a su cara, les olió profundamente, uno a uno, diciendo "ME GUSTA". Cuando le preguntaron cuál era su preferido, Koko señaló al pequeño macho gris tabby que no tenía cola: "ESTE". Patterson pensó que lo había escogido porque no tenía rabo, y tal vez eso le hacía asemejarse más a un gorila. Koko le puso nombre: "All Ball".

Al principio, Patterson cuidaba de All Ball en su remolque y se lo llevaba a Koko cada tarde a las seis, antes de que la gorila se fuese a dormir. Koko era siempre dulce y cariñosa con All Ball, le llamaba "BABY", le llevaba en su regazo, o colgado de su cuello, y el gatito la lamía y ronroneaba en sus brazos adoptándola como su madre. Koko lavaba y acariciaba a All Ball, manteniendo siempre bien limpios sus ojos, orejas y boca. En realidad, ¡fue quien descubrió los ácaros de sus oídos…!

All Ball era un gatito agresivo, y solía morder a Koko, jugando, pero ella nunca se incomodaba ni le castigaba. Patterson explicaba que realmente Koko amaba a All Ball, a pesar de que era uno de los más traviesos, nerviosos y mordedores gatitos. Ella le prefería a cualquier otro. Una noche, Patterson le pidió a Koko que le contase una historia sobre All Ball y Koko simplemente dijo: "KOKO AMA BALL"…

Koko y All Ball se hicieron famosos en 1984, cuando la fotografía de la gorila con el gatito en brazos apareció en una portada del National Geographic que dio la vuelta al mundo. Realmente, resultaba conmovedor ver una enorme gorila, fuerte y poderosa, comportándose cariñosa y maternalmente con aquel pequeño animal al que protegía y cuidaba. Mucha gente lo encontraba extraordinario…

Algunas veces, All Ball se quedaba con Koko en su jaula, bajo la supervisión de Patterson. Pero un triste día, All Ball se escapó y fue atropellado por un coche, muriendo instantáneamente. Patterson tuvo que explicarle a Koko lo que había sucedido, y que nunca volvería a ver a All Ball… Koko empezó a llorar, con ese llanto desgarador de los gorilas, doloroso, estridente, una larga serie de gritos muy agudos. Y Patterson lloró también.

Ahora, quince años después, Koko todavía recuerda su dolor por la desaparición de All Ball, y  dice "TRISTE" cuando ve algún gatito que se le parece.

A pesar de la pérdida de su adorado All Ball, Koko seguía siendo una devota amante de los gatos. Patterson oyó que la madre de All Ball estaba preñada y cuando los gatitos tuvieron edad suficiente, llevó a toda la camada a la jaula de Koko para que los conociera. Todos pensaban que Koko elegiría a uno de los dos gatitos sin cola que había en el grupo, pero, sorprendentemente, Koko señaló al más pequeñito, un gatito blanco y negro pero con rabo. Koko coloco al gatito sobre su pecho, le acunó y le llamó "BABY", besándole y abrazándole. También le gustaba una gatita gris, sin cola, con quien estuvo jugando un rato diciendo "KOKO AMA".

El gatito blanco y negro y la gatita gris fueron los favoritos de Koko, pero había que decidirse. Koko se tomó su tiempo, cogiendo en brazos a ambos una y otra vez,  pero siempre que ella dejaba en el suelo a la gatita gris, ella se apresuraba a encaramarse en su hombro. El gatito blanco y negro, sin embargo, no parecía demostrar tanto interés. Por fin, Koko tomó la tan difícil decisión: puso su enorme dedo sobre el hociquillo del gatito blanco y negro y lo miró fijamente diciendo :"NO". Después, tomó a la gatita gris en sus brazos y se la llevó con ella a su habitación. ¡Estaba claro que Koko tenía una clara preferencia por los gatitos sin cola! Koko decidió llamar a su pequeña compañera "HUMO", y de esta forma se quedó con Smoky como nombre. Esto ocurrió hace quince años, y desde entonces Smoky ha estado siempre con Koko.

En abril del año 2000, Michael, otro gorila que había vivido desde 1976 en la Gorilla Foundation, buen amigo de Koko, murió súbitamente de un ataque cardíaco. Aparte de Koko, era el único gorila en cautividad que había aprendido el GSL, conocía más de 500 palabras, le gustaba pintar, escuchar música y tenía un carácter dulce y maravilloso. Fue una terrible desgracia para todos. Koko sufrió una depresión. Decidieron que tal vez se animase si traían un grupo de gatitos de la Peninsula Humane Society (de San Mateo, California) para visitarla. Koko se enamoró de un pequeño de cuatro semanas, Moe, a quien llamó "BABY" mientras lo acunaba, acariciaba y ronroneaba entre risas. Moe es hoy también una celebridad…

Como cualquier otro responsable y consciente amante de los felinos, Koko colabora con la Humane Society en sus campañas para favorecer las adopciones de gatos. Y, por otra parte, las visitas de los gatitos y la compañía de Smoky le ayudan a mantener su equilibrio emocional. La Gorilla Foundation está considerando la posibilidad de adoptar un nuevo gatito que haga feliz a Koko y sirva de compañía para Smoky. Como muchos amantes de los gatos saben, un solo gato nunca es suficiente…

Koko ha demostrado al mundo que todos los animales, ya sean humanos, gatos o gorilas, son capaces de pensar, sentir y amar, y que todas las criaturas merecen nuestro respeto. Hay un mensaje que dar a las nuevas generaciones, que todos somos uno, y que los animales probablemente poseen las mismas capacidades que los humanos hasta ahora creían poseer en exclusiva. Para la doctora Patterson, la experiencia de Koko ha abierto las puertas para explorar la complejidad de las emociones de todos los animales (sin olvidar que nosotros también lo somos). La gente que convive con animales sabe lo perceptivas que son sus mascotas, y cómo se trata, en verdad, de individuos perfectamente diferenciados, con un carácter y una personalidad propias.

La doctora Patterson es la autora del best-seller "El gatito de Koko", en cuya introducción dice: " La historia de Koko continúa fascinando a los humanos porque Koko se ha convertido en embajador de los derechos de los animales en un mundo de humanos. La historia de su vida nos enseña que cada especie necesita un espacio en el mundo y que tiene derecho a sobrevivir".

Fuentes: es.noticias.yahoo.com, eldiariodecaracas.com, www.angorasturcos.es