Éste es Canelo, un ser excepcional. Su dueño, enfermo del riñón, estaba en diálisis, y todos los días Canelo le acompañaba y le esperaba a la puerta. Hasta que un día no salió. Canelo se negó a moverse de allí, y allí vivió esperando, a la puerta del hospital, durante nada menos que doce años. El perro Canelo ha sido toda una institución en Cádiz, y Cádiz ha demostrado que sus ciudadanos también saben ser fieles.
Una historia real sobre la lealtad y la valentía de un animal que se ganó el corazón de los gaditanos y al que quisieron conmemorar dándole su nombre a la calle en la que pasó sus últimos años esperando a su dueño:
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